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Dame tu sol….

———- Mensaje reenviado ———-
De: Marcelo R.
Fecha: 22 de abril de 2010 02:19

Asunto: por la memoria, por rescatar entre todos con paciencia sensatez y entendimiento, y sin pausa, TODA nuestra historia. y la verdad.

Para: lauradianasilvia@gmail.com

dame tu sol

dame tu andar

dame tus palabras

concebidas en la oscura

mañana del espanto

dame tu sol

dame tu andar,

aunque sea en la memoria rescatar,

tu valor inmedible.

que quiero avanzar con tu sombra y mi vigilia

hacia delante   dame tu dolor

tus lágrimas tu silencio,

tu grito más desgarrador.

todo el espanto sufrido,

tu angustia terminal

– feroz instante interminable-

que velaré, por Dios, tu nombre hasta mi muerte,

y allí seremos dos,

para dar y trabajar

para ser yo,

y no caer al vacío del olvido,

de la amnesia de facto,

que me ensucie hasta el fondo el alma,

borrando mi todo con tu todo deshojado.

dame tus ojos en los míos

y el viento chocando al viento

y tu aurora infinita atravesando el alma de los días de tus días

de todos nuestros días.

Y mañana SI serás al fin

lo porvenir.

libre.

entero

íntegro.

feliz.

intacto.

amor.

reaparecido.

Marcelo R.

UN RECUERDO

De: Hernán
Fecha: 20 de abril de 2010 07:00
Asunto: las muchachas de abril
Para: lauradianasilvia@gmail.com

Un recuerdo.

Saludos.

Hernán

Un día será la mujer, y su nombre no significará más lo mero contrario al hombre, sino algo de por sí, algo por lo cual no se piense en ningún complemento o límite, sino nada más que en vida y ser: el ser humano femenino.

De Cartas a un joven poeta de Rainer María Rilke

(Praga, 4 de diciembre de 1875 – Val-Mont, Suiza, 29 de diciembre de 1926)

La escritora catalana afincada en Madrid desde hace 50 años Angelina Gatell, siempre comprometida en la lucha contra el franquismo, nos ha hecho llegar este poema:

_

A QUIEN CORRESPONDA

devuélvenos

también

nuestros cadáveres,

enséñanos

también

los asesinos.

Ángel González

Una vez más quiero volver al tiempo

del que siempre hablaré

porque le pertenezco

como el azul al mar,

como la luz al alba.

Y quiero

bajar a su memoria

como quien baja

al sótano que guarda

objetos, actos, versos, actitudes,

días, que con frecuencia hojeo

como páginas,

y con ellas pegadas a los dedos

salgo a la calle, aparto con denuedo

la oscuridad y pregunto,

-por si alguien lo supiera-

dónde están los cadáveres,

desde dónde nos mira

la ausencia de sus ojos,

en qué lugar esperan

la cercanía de una rosa,

su fragancia vedada por la ira,

el aire

que disipe el silencio.

Y pregunto también

los nombres de los asesinos,

aunque los sepa bien, sílaba a sílaba,

pero los quiero dichos en voz alta,

a gritos,

no guardados con celo en sus estuches

de dorada penumbra

desde el instante mismo en que el invierno

dejó caer su frío sobre el suelo

que ya nunca fue patria,

sino desgarradura.

Muy pocos saben de qué hablo.

Sin embargo, no falta quien se aleje

obviamente molesto.

Y están los que, confusos,

se llevan a los labios

el índice gastado por el miedo

y se alejan también

aunque más lentamente,

no sé, quizá afligidos.

Otros, susurran evasivos: hace

ya tanto tiempo… Y vuelven la cabeza,

como si alguien de pronto los llamara.

También los hay que opinan sin sonrojo,

como haciendo equilibrios

sobre el filo de la conciencia,

que sería mejor dejarlo todo

dormido en el sosiego,

cubierto de benignos crisantemos

y así nadie podría

dañarse con su roce.

Después se van a Roma y, conmovidos,

debajo de los pórticos

donde Bernini,

hace ya más de cuatro siglos

guardó la luz del mármol,

recogen, con unción, sin miedo a herirse,

los nombres trémulos de gracia

de otros cadáveres,

los guardan en sus dijes con cuidado

y sonríen en paz.

No consigo entenderlo. Escucho. Miro.

Me quedan ya muy lejos las palabras

que con el tiempo cambian de sentido,

y acomodan sus dúctiles metales

a la oscilante

valoración de los conceptos.

Y más lejos aún, mucho más lejos,

perdida entre la niebla,

la luz que fue habitada por la idea,

o el aroma, no sé, tal vez por nada.

No consigo entenderlo.

Reúno amargamente mis preguntas

y releo las páginas

donde mi tiempo amarillea y sufre.

Como yo está cansado. Y como yo no entiende.

Y como yo, se niega a ser destruido

por esa desmemoria

más grave que el olvido porque en ella

crece y se ramifica,

estercolada por la indiferencia,

la planta obscena

de la conformidad y el beneplácito.

Angelina Gatell

(Poema leído en la Biblioteca Nacional, Madrid, 27 de septiembre 2008)

http://memoriadesaparecidos.blogspot.com/search/label/Angelina%20Gatell

*Angelina Gatell (Barcelona, 1926)

Las mujeres que empezaron a escribir poesía en los años cincuenta tenían en común algo fundamental, determinante: todas habían sido niñas, adolescentes o jóvenes durante y la Guerra Civil y la inmediata posguerra. Habían vivido la tragedia que dotaría a sus ojos de otra manera de mirar los problemas que la malherida sociedad de su momento tenía planteados. A todas las unía un destino y una responsabilidad como mujeres y como artistas-parte de la sociedad: reivindicar su derecho a expresarse poéticamente y a hacerlo con una voz crítica.

Mujer que soy agrupa once voces que son parte inseparable de la poesía del testimonio y del compromiso. Voces femeninas que integran la otra generación del 50.

http://www.autorasenred.com/libreria/autora-angelina-gatell

RECUÉRDAMELO SIEMPRE

———- Mensaje reenviado ———-
De: Teresa Fecha: 18 de abril de 2010 09:26
Asunto: RECUÉRDAMELO SIEMPRE
Para: lauradianasilvia@gmail.com

BIENVENIDOS A LA MEMORIA. PUEDO OLVIDAR LA FECHA.
SIENTO COMO SI – «LAS MUCHACHAS DE ABRIL«, LAS QUE MI MEMORIA LLAMA
» LAS GURISAS DEL 74″ CUANDO ME ACERCO O «EL COMIENZO DESDE EL PUNTO MAS ALTO DE LA REPRESIÓN QUE VIVIMOS» CUANDO ME ALEJO – HAN SALIDO DE LAS PÁGINAS DE LOS LIBROS RELEÍDOS Y DE LOS CARTELITOS REVISTOS EN LAS MARCHAS DEL SILENCIO Y LLEGADO DULCEMENTE A ESTA HORA DE LA MAÑANA EN QUE EL SOL YA ILUMINA EL FRENTE DE LA CASA DEL VECINO, LOS PERROS CORREN DETRÁS DEL CARRITO Y EL HELECHO SE MUEVE POR EL VIENTO DE ABRIL.

DE POEMAS PARA MADRES:
[…]
El ángel se acercó y tocó la mujer.
—Pero si las has hecho tan suave, parece demasiado delicada.
–Ella es suave, pero también la hice fuerte y resistente como el acero, contestó Dios emocionado.

No tienes ni idea de lo que puede resistir o lograr en los quehaceres de la vida.
–¿Podrá pensar?.
Preguntó el ángel.

–¡Por supuesto!
Respondió Dios.
No sólo será capaz de pensar y trasingir, sino también de razonar y negociar.
Las mujeres tienen fuerzas que asombran a los hombres, llevan a los hijos, sobrellevan dificultades,

llevan pesadas cargas, pero se aferran a la felicidad, el amor y la alegría.
Cantan cuando quieren llorar.
Lloran cuando están felices y ríen cuando están nerviosas.
Pelean por lo que creen.
Se sublevan contra la injusticia.
No aceptan un “NO” por respuesta cuando creen que existe una solución mejor.
[…] seguimos juntos!